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Esta colección de mapas no es más que una modesta invitación a realizar un viaje, al modo de aquellos cortesanos de principios del siglo XVII, por el espacio y el tiempo, incluso a lugares que jamás han existido. Sí, aunque haya quien no lo crea, es cierto que mirando los mapas se pueden realizar viajes maravillosos y sin limitación de distancias ni de dinero. De cualquier forma, los mapas que acompañan esta carpeta invitan a realizar un viaje mucho más discreto, la provincia de Albacete y sus provincias limítrofes. Con el primero de ellos, de Abraham Oertel, podemos viajar por las dos Castillas y descubrir ciudades inexistentes o ya olvidadas, o bien navegar por un misterioso río Guadiana que aparece y desaparece donde menos se espera. Con los primeros provinciales nos sorprenderemos por la extraña movilidad del Santuario del Sahuco y de algunas otras poblaciones que no se consiguen anclar a tierra hasta principios del siglo XX. Con el último de los mapas de la colección finalmente podremos realizar un apacible y tranquilo paseo por la ciudad de Albacete que, mejor o peor, es la nuestra.
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